lunes, 29 de agosto de 2016

Cuentos expresos, EL TRONO DE ARENALES.

Cuentos expresos, EL TRONO DE ARENALES.



  El bus se detiene en la parada de viajeros los jardines de sabaneta cerca de Carora en el estado Lara, eran como las nueve de la noche habíamos salido a la cinco de la tarde, los viajeros del occidente del país sobre todo los maracuchos a toda esa zona la llamamos “Arenales” por un pueblo y una parada muy antigua.
Después de comer mi respectiva arepa, preparada por mi hija me dispongo a ir al baño sin mucha necesidad, pero tomando precaución por el largo viaje hasta Barcelona en el oriente del país, el mismo que utilizamos casi  400 reclutas en mis tiempos del servicio militar  en aquel año 1995 cuando íbamos rumbo al fuerte Terepaima a un periodo de campo, básico de entrenamiento para convertirnos en  soldados, la columna de uniformes verde llegaba hasta la bomba de gasolina y todo era al trote, la memoria encapsula esos recuerdos el  tiempo ni los mella, bajar las escaleras de este baño sótano me traslada siempre, teníamos  apenas 16 años.

A cada escalón que pisaba el ritmo de la salsa subía su intensidad, el cuidador encargado sentado en su trono, un escritorio hecho con dos gaveras plásticas de lechero, una arriba de otra, forradas de cartón, un pañito como mantel, la caja de zapatos donde el usuario depositaba los billetes , cigarros y yesquero para la venta, a un lado el ventilador “patón”, el papel sanitario escondido debajo y no podía faltar el respectivo cartel “colabora para el mantenimiento del baño” escrito en letras negras en una cartulina amarilla fosforescente pegada sobre la cerámica de la pared, casi al salir me doy cuenta de un toma corriente el cual estaba allí mismo al lado del escritorio  donde estaba conectado el radiecito con forma de carro Ferrari y aprovecho para cargar mi teléfono, lo que sonaba era el “pendray”.

 El hombre casi de 50 años calvo cien por ciento, cierto parecido a kojac personaje de la vieja serie policial, sentado en senda silla ejecutiva reclinable contrastaba  porque estaba en buen estado, envidia de altos funcionarios y jefes, pero en este caso el era el “JEFE”.

La música y la intención de cargar el teléfono me mantuvieron allí a un lado solo 20 minutos mes bastaron, para ser testigo de este personaje, dadores implícitos de lecciones de vidas, esperando sonara la corneta de aviso y arrearnos cual rebaño.

No había persona que no pasara que no recibiera las instrucciones de uso – para orinar a la izquierda, pocetas a las derecha, apuntar bien…! Decía repetidas veces, el baño impecable, su cara apretada  y arrogante, el que usara los escusados debía bajarlos, el les prestaba el balde, y les indicaba donde estaba la pipa llena de agua, el que se le ocurriera “miar” en estas se ganaba el regaño de su vida, el rollito de papel tenía su precio por que le costaba mucho conseguirlo y se me vino a la mente – en esta parada vi la mayor cantidad de royos de papel acomodados uno sobre otros como adornos. Estos estaban en el área de ventas, ahora tienen  exhibido cavas de anime.

Hubo alguien que no colaboro, y el “jefe” se daba con su puño derecho en el codo izquierdo diciendo  - duro,  agarraos, seguro que este baño está más limpio que el de tu casa..!,  Yo me reía por dentro con temor a que me viera y llevara mi parte también, otro que le agrego un poco en la caja también llevo su merecido, era un señor mayor bien vestido y “encopetao” pero  al llevar pocos escalones subiendo se regreso abrió su cartera y saco un billete de mayor valor, se dijeron cuatro cosas pero igual lo deposito.

No me aguante y le entable conversación, prácticamente lo interrogue si el compadre me estuviera viendo me manda a comprarle un rancho y hacerle una parrilla a manera de burla, trabajaba en puros turnos de noche de doce horas por que dejaba mas propina, le pregunte si tenia gaita y me dijo que si que también le gustaba, en una de esas le mande a devolver una canción de los adolescentes y  me complació, la vaina me sorprendió como no tienen idea, hablando conmigo interrumpía para formar peos a los destapados usuarios, hacer bulla con la caja de zapatos, dar las normas de uso o vender un cigarro que mandaba a fumar arriba fuera del baño, me decía – mijo baya comer tranquilo yo le cuido su teléfono ya había comido le manifesté, estaba  una pregunta obligada que por respeto a su trabajo no  la hice, que era si lo ganado le alcanzaba para mantener una familia, lo que si me hizo saber era que él y su compañero del turno diurno les tocaba comprar los desinfectantes.

La corneta suena todo el mundo a embarcar, tomo el teléfono y me despido, en la butaca el mejor sitio que he tenido en los últimos años para meditar, pienso  en aquel hombre de como se tomaba a pecho su oficio, de cómo amoldaba y hacia que el hombre entrara por el carril y se adaptara a los dictámenes de su reino, de su palacio de porcelanato, no había tregua para el infractor, la salsa amenizaba y contrastaba alegremente con la amargura del jerarca quizás por aquello de que las notas ablandan los sentidos, y me acorde de tanta inconsciencia en la calle de que distinto seria si cada quien solo hiciera su parte y el que no lo hiciera hacérselo saber, formarle su verguero, demandar y denunciar, exigir y luchar por el valor que tiene tu esfuerzo y el valor del trabajo, en ningún momento me pareció mal que pidiera su colaboración, el que allá tenido como trabajo limpiar inodoros  sabe de que hablo y en el cuartel me toco hacerlo  ad-honoren a gran escala, imagine de como se sentirían aquellos que limpian baños al emigrar a otros países, le formaran peos al gringo si les chispean el waterclo?, aquí se trataba de Venezolano reclamando a Venezolano, clase magistral de derecho civil,  pensé en algunos funcionarios del orden publico corruptos sin moral para exigir o para ordenar al ciudadano, vayan a arenales y recibirán una cátedra,  finalmente pensé en cuanta gente desesperada se ha suicidado en el puente sobre el Lago, recordando aquel hombre me di cuenta que por el apuro no le deje propina al “jefe del baño” , que estrechando mi mano y con una media sonrisa me dijo – buen viaje mijo.

Humberto Duarte



Un día de Noviembre del 2015.

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