MASA DE MAÍZ, DAME UNA..!
Según nuestros antepasados los indígenas fuimos hechos del
maíz, y si la costilla de una wayuu no estaba hecha de un jojoto sacado de la
costilla del adán guajiro, por lo menos sirvió para alimentar a toda la
población desde México hasta Argentina.
Hoy día en nuestra Venezuela el maíz no está haciendo a
nosotros, nos está reinventando y sin ánimos
de justificar esta crisis, la “guerra económica” que al parecer estamos
perdiendo, por lo menos nos ha hecho ser más artesanos y menos consumidores.
Los molinos de metal opacos que veíamos en una vieja mesa
desgastada de madera en los patios de nuestras abuelas, o tirados llenos de
telarañas en el cuarto de los “chechere”, solo sabíamos los cuentos de nuestros
padre de cómo se peleaban con los hermanos, nuestros tíos por el turno de quien
le tocaba moler ese día nadie queria, que terminaba en una sampablera de la
abuela a toditos por igual y toditos por igual a moler el maíz, la abuela les enseño el “trabajo colectivo”.
No solamente se hacia la arepa, se cocinaba y hacían
guapitos, chicha, mazamorra, cachapas, funche, majaretes y demás y si no queríamos hacer nada se le
tiraba al sancocho, “trabajo creativo”.
El abuelo Mendoza
compro una patente y salió la harina pan, o la harina de maíz precocida, se
acabaron las peleas entre hermanos,
ahora la pelea era a quien le tocaba ir a la bodega, ahora solo comíamos arepas, bollitos, hayacas en Diciembre y cachapas cuando
salíamos de viaje.
Hoy otra vez estamos comiendo las variedades del maíz, nos organizamos y se
dice que hasta ya aprendimos a deshidratar la masa y se está vendiendo la
mezcla cual harina pan y hasta mejor en cualquier barrio y pueblo de nuestra
Venezuela, “empresa familiar”.
Primero fue por oriente masa por aquí masa por allá, en el
centro no tanto, había que abastecer Caracas por miedo a que bajaran los
cerros, en occidente se la traían de Colombia,
pero el mercado a mayor demanda mayor su precio, también se comenzó a
moler en occidente pero ya oriente llevaba ventaja, en los llanos y los andes? Las
zonas rurales? Van al patio y cortan un racimo de topochos o halan una mata de
yuca y ellos nunca dejaron de moler maíz.
Nadie quiere crisis
ni desabastecimiento, ni alto costo de la vida, pero tampoco queremos un pueblo
que se sienta estático a ver pasar al agua sin tomar el vaso para probarla
porque se acostumbró a beberla de botella en el supermercado y prefiere morir
de sed.
Esta etapa pasara y es que tiene que pasar, por cambio en
las medidas económicas, por cambio en el método, por una mejor aplicación del modelo, pero se
hace indispensable por un cambio en nuestras mentalidades, en nuestros patrones
de consumo y en nuestra manera de arroparnos hasta donde llegue la cobija, por
que la cobija es el planeta y no lo
estamos comiendo groseramente y solamente tenemos uno.
Hay que abastecer el mercado, llenar los anaqueles, pero no
dejemos que el mercado vacié nuestras mentes.
Mañana todo pasara subieron los precios del petróleo se
liberó el dólar y dejamos de hacer legía con la ceniza, ya no más jabón con el aceite de la fritanga
y lo arrojo por el fregadero de lavar los platos, países llamados del primer
mundo están cultivando en sus techos y azoteas, tienen un “gallinero vertical”,
y ya es normal avenidas exclusivo para transitar bicicletas, sea de primero de
segundo o de tercer mundo, la masa hay que estudiarla, entenderla, comprenderla y cuidarla, la masa viva de
la cual formamos parte todos, la masa de agua y suelos que llamamos tierra, los
mayas, los incas, los caribes la entendieron así, es un cumulo si no hay tierra no hay maíz sino hay maíz no hay hombre, de donde venimos todos y terminaremos yendo todos.
humberto duarte marin.
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