Cuando vuelvan los paro Firmes
En agosto del año 95 en los calurosos campos de Bachaquero-Zulia donde el olor a petróleo era arrastrado por la brisa del lago que cristaliza ojos y marchita rostros casi 400 jóvenes provenientes de todo el país ingresábamos llenos de sueños al Centro de Capacitación Petrolera y Petroquímica para Adiestramiento de las FF.AA, liceo diversificado militar donde la misión era graduar bachilleres técnicos medios en áreas petroleras con la disciplina castrense, el comienzo fue con tropiezos había rumores que la escuela cerraría, profesores en huelga la incertidumbre de seguir la rigurosa rutina del cuartel de aquellos años o pedir la baja y renunciar, llego el año 96 por fin comenzamos clases, los soldados-alumnos antiguos nos atormentaban a nosotros los nuevos, era prohibido caminar todo era al trote y así estudiábamos, llego el desfile del 5 de julio y por fin solos el segundo año se había ido a pasantías en las antiguas Lagoven, Maraven, Corpoven y Pequiven éramos amos y dueños del centro de estudio o templo de trabajo y patria como lo llamábamos, pero sorpresa no teníamos nuevos no entro la siguiente promoción la escuela seria cerrada, era una frustración nuevos otras vez, los que nunca llegaron debían de encargarse del mantenimiento y la limpieza pagar la novatada, se repitió la historia, la anarquía y el desorden se apoderaba del centro, compañeros que se negaban a limpiar, arrestos iban y venían, hasta que una mañana apareció, flaco, alto, desgarbado ojos grandes, hundidos y con ojeras con ese acento caraqueño medio malandroso siempre con dos perros doberman a los lados, el teniente Luis Sánchez Flores, tres años había pasado en frontera sin ver civilización nos humillaba diciendo que prefería 20 soldados guajiros que todo el batallón de mamitas que éramos, su misión: meter en cintura a toda la tropa y así lo hizo, así nos formo, dos años completos no tuvimos los privilegios de caminar, un compañero de Maturín Aguirre Quiroz lo apodo “el Boves”, en nuestro ultimo día en la escuela nos formo en el teatro, nos dijo y escribió palabras inolvidables mientras nos daba nuestros documentos para ir a pasantías, ya sin uniformes nos paro firmes para despedirnos y nos dijo: dentro de un año cuando vengan a buscar el titulo los vuelvo a parar firmes!, Luis Arévalo de Anzoátegui le contesta: ta bien pues mi teniente.!, al año siguiente un accidente de tránsito le cegó la vida, iba para Caracas en misión de nuestros títulos, llego la graduación el director de la escuela antes de comenzar el acto nos paro firmes en memoria del oficial desaparecido ya ascendido a capitán, Sánchez Flores nos paro firmes después de muerto, la escuela siguió con otro concepto y otro nombre entraron nuevas promociones los alumnos de la primera de ellas que lo conocieron nos decían: el Capitán Sánchez siempre los ponía como ejemplo decía que ustedes la XIX promoción fueron sus mejores soldados, nos graduamos 164.
Humberto Duarte Marin
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